@JoseMariaCamara
Te has ido como siempre, rápida y sin apenas presentarte, pero, no te voy a engañar, no te quiero más a mi lado. Llegaste sin quererte ver, llegaste sin que yo te quisiera a mi lado, solamente planifiqué cuatro o cinco cosas, pero, otro año más, me has vuelto a desarmar a cada latido de ti.
Sé que este año no tenias ganas de venir, ni yo de que vinieras, porque llevas con nosotros un año. Bastante tiempo es, para que engañarnos. Me has desbordado a raudales. De nada sirve planificarme cuando tu llegas, porque, si algo traes, es un tremendo desorden, una tremenda locura y una pérdida de sueño tremenda –debo confesar que yo soy muy oso y deseo dormir por encima de muchas cosas-. Llegaste sin ser anunciada, llegaste manteniendo las distancias, sin querer mirarme a los ojos y sin querer clavarme tu espina en mi corazón. Pero llegaste. Llegaste cargada de ilusión, de presentaciones, de proyectos y de la esperanza en que no volverías más vestida de esta manera, y sigo diciéndotelo: NO VUELVAS MÁS ASÍ, NO TE QUIERO NI VER.
Pero, sin embargo, poco a poco me fuiste ganando. Encontré en mi interior la razón que me hace estar junto a ti. Encontré en ti los sueños que pensaba desaparecidos. Encontré en ti mis anhelos y mis esperanzas y encontré en ti el abrigo en la soledad de la morgue. Te encontré en cada rincón, en el tiempo soleado, en las tardes que anuncian la primavera del mundo, en la oración que se hace plegaría en la amplitud del templo franciscano. Te encontré, y me gustaste. Cuanto más avanzabas, más me enamorabas, más te quería junto a mí, pese a saber que te irías, más pronto que tarde, pero, mientras estabas, quería disfrutarte a sorbitos lentos, a discurso lánguido y a mirada compasiva. Quería disfrutarte por qué entendí que si has venido es para sanarnos, anunciarnos un nuevo sueño y hacernos fuertes ante las tinieblas.
Continuar leyendo «Te quiero como eres» →